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SE CAYÓ NETFLIX, ¡¿Y AHORA?!

Entra mi asistente al baño mientras me ducho y me habla con urgencia través de la mampara.

Asistente: No sabemos qué pasó con Netflix pero vamos a tener que postergar la transmisión oficial de la serie.

Yo: ¿De qué estás hablando Elena? Mientras continúo depilándome las piernas.

Asistente: Debe haber surgido un problema con el servidor, hasta donde sé, es un problema global y no se sabe cuándo se resolverá.

Yo: La última vez que se cayó Whatsapp demoró muy poco en renaudarse, son las 8 de la noche y queda una hora para recibir a los invitados. No se suspende nada Elena.

Asistente: Tenemos que tener un plan B, Carolina. Esto es serio.

Yo: Hablá con alguien de Netflix.

Asistente: Hablé con Phill, tampoco sabe qué va a pasar.

Yo: Elena, si Netflix no se reinicia en una hora vamos a hacer el evento igual. Los invitados son personas de confianza, sabrán entender que el problema no es nuestro. Miramos alguna película de Tarantino mientras tomamos champagne y degustamos el sushi que hizo Pablo con tanto esmero.

Elena: (suspiro…)

Yo: Todo va a estar bien, alcanzame otra toalla por favor.

Elena: ¿Roja o blanca?

Yo: Da igual Elena, es una toalla.

El titular del artículo no responde necesariamente a algo que me pondría al borde de elegir entre la vida o muerte, pero como me gusta imaginarme situaciones hipotéticas como por ejemplo una conversación con una futura asistente llamada Elena donde conversamos acerca de un problema con el servidor de Netflix un rato antes de un evento para pocos donde se transmitirá mi primer serie producida por el billonario imperio de entretenimiento, sé que muchos afirmarían que, si esto llegase a pasar, sería el duelo de la semana

Hay una práctica que me gusta hacer bastante seguido cuando surge alguna tendencia o novedad demoledora que transforma a los seres humanos en monotemáticos: me pregunto (y casi que concomitantemente, me respondo) cómo eran las cosas antes de que surgiera el tema de conversación. Tomemos el ejemplo de Netflix.

Usuarios de todo el mundo ven más de 1000 millones de horas de series y películas de Netflix por mes. Si, vos estás incluida/o en esta cifra ¿En qué invertías o gastabas tus horas varios años atrás?

Mientras pensás (o te atraca una laguna mental) y respondés en voz baja, te ayudo con la respuesta: buscábamos contenidos. De alguna u otra manera, la humanidad siempre se las ingenió para contar historias con la suficiente sustancia como para volverse memorables y de esa intención, nos retroalimentamos para sobrevivir a las responsabilidades.

El 2018 nos da tregua con una amplia variedad de historias que nos llevarán a esa emoción que estábamos necesitando interiorizar (o exteriorizar).

Ahora que agradecimos a todas las fuerzas infinitas del universo por traer al mundo a personas responsables de creaciones como Netflix, pasemos al primer estreno del momento que tienta solo con el nombre: Everything Sucks!, estrenada el pasado 16 de febrero en la reconocida plataforma.

Al ver el tráiler lo primero que se me vino a la cabeza fue la magistral serie británica The End of the F***ing World”, la cual cuenta con todos los elementos para mantenerme postrada en una cama comiendo chocolate: un amor bastante lejano a los estereotipados, la necesidad de escapar de un mundo cada vez más j**ido, humor negro, fotografía nivel 1000, banda sonora merecedora de descarga, narrativa ágil, oscura y con un trasfondo profundamente conmovedor. Si ésta serie no te hizo llorar, te sacó varias sonrisas o te mantuvo levitando a unos centímetros de la cama o el sillón, entonces, naciste sin corazón. Te sugiero que le reclames a la enfermera el órgano faltante.

También me sonó similar a la insuperable Stranger Things que sin querer (queriendo) aprovechó el estilazo de los 80 para transportarnos a otra década sin movernos del sillón.

Everything Sucks! cuenta la historia de unos inadaptados adolescentes

(si hay outsiders, le doy play) que vivirán intensamente la difícil etapa de la adolescencia en la era del VHS.

(ALERTA NO TAN SPOILER)

Vi el primer episodio y sin ánimos de adelantarme a ninguna decisión, no estoy segura de que tan a la altura está de las series mencionadas anteriormente. De todos modos, a veces las segundas oportunidades, traen sorpresas.

Sin embargo, mis inquietudes caminan en otros terrenos y solo espero con ansías el estreno de Mute el próximo miércoles 23 de febrero. Estoy hablando de otra producción cinematográfica de Netflix creada por el hijo del fallecido David Bowie, Duncan Jones o también conocido como Zowie Bowie. Luego de su ópera prima Moon, apunta al ciberpunk con la historia de Leo, un mozo mudo en un futurístico Berlín de 2056, quién tendrá que sobrevivir a los submundos de la ciudad para encontrar a su novia desaparecida.

Jones calza perfecto en la frase tan cliché, pero tan real “Lo que se hereda, no se roba”, ya que ha demostrado una exquisita visión y creatividad con películas como: Plan de vuelo, Sin Identidad y The Cold Room. El reparto de Mute se mantiene tan elevado como las expectativas que le tengo, con actores como Sam Rockwell (nominado a los Óscar 2018 como Mejor Actor de Reparto por Tres Anuncios en las Afueras), quién además es el atípico freak del alma con el que saldría a cenar en formato picnic y le compartiría mis poesías carentes de técnica, pero cargadas de sensibilidad.

Poster MUTE (1)

Febrero tiene menos días, pero mucha potencia para mantenernos enfocados en marzo.

Después de la buena salida que tuvo “USAR BASTÓN PARA CORRER UNA MARATÓN”, la próxima semana voy a estar estrenando otro artículo random.

Tengo algunos textos debajo de la manga que piden salir a la luz !!!

Por Carolina Barreiro

 

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Carolina Barreiro

Escritora creativa – Apasionada crónica. 
“- ¿Qué hago con todo lo que siento? – Pregunté a mi alma.
– Bueno, escribe – Respondió.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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