Adriana Ferreira Pinto es artista, diseñadora de objetos, de unos sombreros elegantemente particulares y unas singulares telas empezó a crear para estos sombreros (ya que no las encontraba en ningún lado, las inventó). “Importada” de Argentina, hace más de veinte años, reside en Punta del Este donde es más conocida como “Barrileta”, ya que era común verla en la playa remontando grandes barriletes, o cometas, como decimos del otro lado del charco. Realmente, y lo decimos con cariño, Adriana es un “bicho raro” en Punta.
Trabajó junto a Ágatha Ruíz de la Prada en Madrid haciendo imagen corporativa y desarrollando elementos de diseño. Perteneció al movimiento de decoración de Casa Foa en Uruguay y Argentina. Actualmente se encuentra desarrollando colecciones de moda y sombreros en nuestro principal balneario.
¿Cómo fue que surgió tu interés en el mundo de la moda?
Por mi madre, ella era maravillosa; yo veía como de la nada aparecían en sus manos fabulosos vestidos con combinaciones exquisitas hechas todas por ella. Todo lo que yo dibujaba era factible para ella llevarlo a cabo. Juntas creamos una boutique de novias y de esos tiempos tengo los mejores recuerdos. Siempre supe que crear algo diferente era lo mío y lo hice siguiendo sus pasos.
Si pudieras definir tu estilo como diseñadora ¿Cuál sería?
Mi estilo… me encantaría definir estilo. Creo que es una forma de ver diferente a otros, y si tengo que hablar del mío, sería que trato de inventar algo que no existe (como los diseñadores que “jugamos”) para hacerlo parte de un conjunto armonioso.
¿En qué basás la estética de tu línea?
En la sorpresa que me dan los materiales poco convensionales que uso.
¿Cuáles han sido y son tus fuentes de inspiración?
Por un lado, mi madre y su generación. Por otro, Rio de Janeiro con su estética y color, y todo aquello que me dispare un mecanismo creativo.
¿Cuáles son los retos más difíciles que has afrontado desde que comenzaste con tu marca?
Tratar de ser yo misma, creer en mí, trabajar para otros diseñadores adaptandome a otros ojos, a otras maneras de llegar al diseño… no sé si son retos o aprendizajes. Además, no confundirme con lo que es comercial y no perder tiempo cuestionándome de más.
¿Cómo nace tu pasión por los sombreros?
En un desfile de Ágatha Ruíz de la Prada, con quien trabajé, tuve que desarrollar los diseños de trajes de baño en conjunto con un peluquero muy famoso, con accesorios para el pelo. Las propuestas eran de los dos y me encantaron los diseños que salieron. Durante semanas enteras estuve pensando solo en diseños en cabezas. Cuando volví a Argentina, lo hice pensando en hacer algo diferente, que no hubiera en el mercado. Éramos solo dos personas en buenos aires haciendo sombreros y así comencé a crear una colección.
¿Qué porcentaje puede aportar el sombrero a la elegancia de una mujer?
Si la mujer desnuda es elegante, quizás aporte algo, o no…
¿Por qué el fieltro? ¿Por qué el tul?
Son dos materiales que en su origen tenían un valor maravilloso, luego se empezaron a prostituir por mal uso, y ahora yo quiero valorizarlo, como todo material que cae en mis manos, lo rescato.
Viviste largo tiempo en Río de Janeiro y en Europa ¿De qué forma inspiraron estos lugares en tu trabajo creativo?
Rio de Janeiro me inspiró el color, la estética, la ropa como una segunda piel. Esta ciudad despertó un montón de cosas que quedaron grabadas en mi corazón: la conocí en un momento en que todos los diseñadores cariocas hicieron un boom de diseño propio muy interesante. En europa viví en Madrid, pero me inspiró específicamente la vanguardia de los catalanes. Comentario: Barri, acá no me queda claro o mejor dicho, creo que podríamos desarrollar más tu estancia en Barcelona y en Madrid el trabajo con Ágatha.
¿Qué se necesita (en la personalidad) para llevar un sombrero de tu autoría?
¡Actitud! Es para una mujer que no esté atenta a la mirada del otro solamente (qué dirán), sino a su propia mirada.
¿Qué características tiene tu público?
Es un público que busca lo original, que no está pendiente de la mirada del otro.
¿Cómo visualizás tu marca en un futuro?
Como me visualizo feliz, sería bueno tener una marca feliz.
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